lunes, 10 de octubre de 2016




                 El escritor
             Sin sus lectores
        Es sólo medio encuentro.

viernes, 7 de octubre de 2016

NUESTRO SINO, COLOMBIA
Dedicado al pueblo hermano, Colombia

Se agolpan palabras, balas,
heridas de silencio y descomprensión.
Los medios dicen, cuentan,
gritan al pueblo y gritan sinsentidos.

A la paz la llaman miedo,
al hogar le llaman bando,
en los bandos divididos los millones,
en las selvas los ipad van mostrando
no caquetás ni medellines, sino otras colombias
desconocidas, oscuras, escondidas,
olvidando la única patria de tan todos.

Perdida entre dos monosílabos,
mi vecina en Barranquilla o Santander
ya no es tan amiga por su culpa,
porque dijo “sí” y yo “no,
y se nace entre las tripas de un pueblo
el odio que inventó la coca,
la sed nunca quiso para sí ese agua,
hermanos divididos por la misma causa.

A la paz le dieron tiempo.
Fue el “no”, no, y el “sí” un sí.
No basta con decirlo o defenderlo,
ahora, la paloma, tiembla sola.

Hermanos de la salsa y del cariño,
Colombia de la paz y la acogida,
Colombia de la gente y de los niños,
Colombia del baile y los sentidos,
Colombia ríos, mares,
Colombia, alegría a raudales,
Colombia, trigo, fuego y savia,
Colombia de la selva, de la costa, las ciudades.

Colombia de tus flores, tus colores,
no olvides el amor que hay en tus venas,
no olvides que el “no” fue sólo una palabra,
que no está en entredicho la paz, sino su forma,
que no es que no se quiera olvidar,
sino que para reconciliar siempre hay dos partes.

Colombia más allá del café,
Colombia tan de pura humanidad,
Colombia tan sincera, tan raíz,
Colombia, no te mueras perdida,
que las palabras no te muden,
que la paz sea tu horizonte,
que no te pierdan los nombres,
ni políticos, ni promesas rancias de antes.

Que tu paz sea tu paz entera,
que a nadie le espante,
y que nadie, ¡Nadie!, se quede fuera.

Colombia, no te rajes en tus dudas,
no dejes que la guerra sea entre hermanos,
no permitas que te pueda la desesperanza,
no te caigas a las sombras, ni ensalces
a nadie, pueblo, que diga que te representa.

Está escondida.
No ha querido presentarse
en medio de las plazas por si la echan.
Está escondida en su plumaje la paloma
de la paz por si la queman.

Ninguna paz puede defenderse con el odio.
Ninguna paz puede quemarse a golpe de palabra.
Ningún hermano de mi sangre
debería escuchar que lo rechazo
porque piense diferente,
porque no estuvo de acuerdo conmigo,
porque la verdad es esa sinfonía
que se crea
cuando canto, cuando cuento
yo contigo, tú conmigo.

Adelante, Colombia.
Falta dar el paso definitivo,
el acuerdo que incluya a todos,
donde todos, los caídos, los presentes,
los que habitaron la oscuridad
y los que sintieron el aliento de la sombra,
firmen en el viento, en la tierra y en la sangre
que cada ser humano cuenta,
que todos somos almas,
que cada voto es una de ellos,
y que la paz es sólo el fruto

de nuestro trabajo por entendernos.