viernes, 7 de octubre de 2016
NUESTRO
SINO, COLOMBIA
Dedicado
al pueblo hermano, Colombia
Se
agolpan palabras, balas,
heridas
de silencio y descomprensión.
Los
medios dicen, cuentan,
gritan
al pueblo y gritan sinsentidos.
A
la paz la llaman miedo,
al
hogar le llaman bando,
en
los bandos divididos los millones,
en
las selvas los ipad van mostrando
no
caquetás ni medellines, sino otras colombias
desconocidas,
oscuras, escondidas,
olvidando
la única patria de tan todos.
Perdida
entre dos monosílabos,
mi
vecina en Barranquilla o Santander
ya
no es tan amiga por su culpa,
porque
dijo “sí” y yo “no,
y
se nace entre las tripas de un pueblo
el
odio que inventó la coca,
la
sed nunca quiso para sí ese agua,
hermanos
divididos por la misma causa.
A
la paz le dieron tiempo.
Fue
el “no”, no, y el “sí” un sí.
No
basta con decirlo o defenderlo,
ahora,
la paloma, tiembla sola.
Hermanos
de la salsa y del cariño,
Colombia
de la paz y la acogida,
Colombia
de la gente y de los niños,
Colombia
del baile y los sentidos,
Colombia
ríos, mares,
Colombia,
alegría a raudales,
Colombia,
trigo, fuego y savia,
Colombia
de la selva, de la costa, las ciudades.
Colombia
de tus flores, tus colores,
no
olvides el amor que hay en tus venas,
no
olvides que el “no” fue sólo una palabra,
que
no está en entredicho la paz, sino su forma,
que
no es que no se quiera olvidar,
sino
que para reconciliar siempre hay dos partes.
Colombia
más allá del café,
Colombia
tan de pura humanidad,
Colombia
tan sincera, tan raíz,
Colombia,
no te mueras perdida,
que
las palabras no te muden,
que
la paz sea tu horizonte,
que
no te pierdan los nombres,
ni
políticos, ni promesas rancias de antes.
Que
tu paz sea tu paz entera,
que
a nadie le espante,
y
que nadie, ¡Nadie!, se quede fuera.
Colombia,
no te rajes en tus dudas,
no
dejes que la guerra sea entre hermanos,
no
permitas que te pueda la desesperanza,
no
te caigas a las sombras, ni ensalces
a
nadie, pueblo, que diga que te representa.
Está
escondida.
No
ha querido presentarse
en
medio de las plazas por si la echan.
Está
escondida en su plumaje la paloma
de
la paz por si la queman.
Ninguna
paz puede defenderse con el odio.
Ninguna
paz puede quemarse a golpe de palabra.
Ningún
hermano de mi sangre
debería
escuchar que lo rechazo
porque
piense diferente,
porque
no estuvo de acuerdo conmigo,
porque
la verdad es esa sinfonía
que
se crea
cuando
canto, cuando cuento
yo
contigo, tú conmigo.
Adelante,
Colombia.
Falta
dar el paso definitivo,
el
acuerdo que incluya a todos,
donde
todos, los caídos, los presentes,
los
que habitaron la oscuridad
y
los que sintieron el aliento de la sombra,
firmen
en el viento, en la tierra y en la sangre
que
cada ser humano cuenta,
que
todos somos almas,
que
cada voto es una de ellos,
y
que la paz es sólo el fruto
de
nuestro trabajo por entendernos.
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